El lunes nos despedimos de nuestros alumnos de cuarto, algo que nos marcó el curso pasado y no pudimos hacerlo como se merecían. Sirva esto en memoria también para ellos, que sufrieron una pandemia y entre otras cosas les robó su graduación.
Tras un año muy especial llegó el momento de preparar la fiesta de graduación, adaptándonos a una nueva realidad. Todo un desafío para nuestras criaturas el no tener cerca el calor de sus padres y el arropo de sus profesores de infantil y primaria.
Una nueva prenda en la cabeza, impensable hasta ahora, debía conjuntar sus trajes. Parecía que la frialdad sería la protagonista de nuestra graduación y uno tras otro los desafíos se afrontaron con lanza de cariño.
Si en otros años nos preocupaba el número máximo de invitados, ahora teníamos libertad absoluta y, además, todo se podría grabar para la posteridad.
Los previos a la ceremonia fueron agradables. Las sonrisas de aquellos que no podían ocultar sus nervios se enredaban con las voces de los querían organizar algo muy importante para ellos.
Comprobamos su esfuerzo en los detalles, las grandes decoraciones de globos y el preparo de una actuación que conjugaba música y danza… todo debía salir bien.
La primera sorpresa fue un regalo muy especial de nuestra querida AMPA. Cada año se superan con su photocall y todos pudieron hacerse fotos mientras disimulaban los nervios en los minutos previos a bajar.
Es una pena que los que pudisteis verlo en directo desde las casas os perdierais miradas cómplices, lágrimas y sonidos a corta distancia, pero seguro que sentisteis al igual que los que estuvimos allí, una magia especial, una calma agradable con melodía de añoranza, cariño, respeto.
Porque entre las sorpresas estaban aquellos profesores que los acompañaron en el pasado. Aquellos saludos abrían una tras otra una sonrisa. Discursos cercanos llenos de felicidades y agradecimientos dieron paso a una entrega de becas única. Los propios padres iban felicitando y animando a recoger su premio, su último recuerdo del que fue su colegio. El lugar que no solo los vio crecer, sino que les hizo ser una parte de lo que ahora son. Felicidades… ya sabéis que sois unos seres maravillosos.
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